
Y llegó el día en que mis ojos se abrieron. Los sueños quedaron atrás para siempre como una sentencia, y la realidad tan fría y cruda se reflejó en el opaco de ellos.
Llegó el momento que tanto anhelé...volver, retornar , acariciar lo que sentía mío, desde los sentimientos hasta los olores. El pasado ya no existía y las fases realmente eran etapas pasadas...para recordar o para dar vida a algún escrito.
Y lo que resultó es lo más patético de toda esta penosa historia: ese ser que no tiene lo que no quería pero tampoco tiene ni tendrá lo que quisiera, no tiene nada más que unas historias por contar, si es que algún día recupera la vitalidad para compartir parte de su vida con otra persona, y un dolor profundo que no sabe si algún día la abandonará.
Sin embargo mis ojos hoy pueden ver de verdad, una verdad que antes fue obstaculizada por las añoranzas de lo que no se tiene, de lo que no se es, por la luminaria de una fantasía que no toca el suelo jamás, por ilusiones de una niña que quiere volar pero que olvidó el trabajo que significa aprender a caminar. La verdad no es bella generalmente, muchas veces suele ser cruenta y dolorosa, y ese dolor es el que ven mis ojos hoy ,que con pesar contemplan los errores cometidos, los arrepentimientos y todo aquello por lo que no se puede ni pedir perdón. Esto es lo que que quise ver y que probablemente necesitaba.
Pero hoy comienza una nueva etapa, que aunque estos ojos no saben hacia qué lugar exacto conduce, saben que existe un camino y que esta vez es real.
1 comentario:
Suenas triste, compañera. Animo no másy dile a tu hermana que me pase el libro.
Cariños.
Publicar un comentario